Antes de saber si tengo sarro, es necesario describir qué es el sarro.
Se trata de una sustancia que se forma en los dientes y tiene su origen, básicamente, en no retirar la placa que se forma en los dientes. El sarro aparece en la línea gingival, es decir justamente por debajo de las encías. En palabras más concretas, se trata de una película pegajosa que está compuesta de bacterias y residuos de alimentos que, tras no ser limpiado, se endurece y pasa a convertirse en sarro. A esto se le llama mineralización de la placa bacteriana.
¿Cómo saber si tengo sarro en los dientes? ¡Detéctalo por el color!
Lo más común para conocer si tienes sarro, es fijarte en las encías y en los dientes. Si ves que en la parte más pegada a los dientes de las encías tienes un color marrón o amarillento en forma de líneas, lo más probable es que se trate de sarro.
Sin embargo, hay diferencias entre placa bacteriana y la mineralización de la misma.
La placa bacteriana se trata de una película que se forma continuamente en los dientes y está compuesta de bacterias y residuos. Si esta placa no se elimina con el cepillado y el huso de hilo dental, puede causar caries y enfermedades de las encías.
Por otro lado, la mineralización de la placa es el proceso mediante el cual los minerales de la saliva, como por ejemplo el calcio y el fosfato, se incorporan en la placa bacteriana endureciéndola. El resultado de este proceso es el sarro, que es una sustancia dura y adherida a los dientes y que está situada justo por debajo de las encías.
Tipos de sarro dental
Sarro supragingival
Es el sarro que se forma por encima de las encías, solamente se encuentra en la superficie de los dientes. Este tipo de sarro se puede ver a simple vista. Su color puede variar dependiendo del estado en el que esté y del tipo de alimentación, junto con otros factores. Puede ir desde blanco amarillento hasta marrón. Se forma por la falta de limpieza de las zonas donde sale el sarro (falta de cepillado y falta de limpiezas dentales).
Sarro subgingival
El sarro subgingival es el sarro acumulado por debajo de la línea de las encías en los surcos gingivales y las bolsas periodontales que se desarrollan entre las encías y las raíces de los dientes.
En cuanto a su aspecto, normalmente suele ser de color marrón oscuro o negro debido al contacto con los productos de descomposición bacteriana. Se trata de una composición bastante dura y difícil de remover (más que el sarro supragingival), debido a su dureza.
Consecuencias del sarro:
Inflamación de las encías:
La gingivitis es una forma leve y reversible de enfermedad periodontal que se caracteriza por la inflamación de las encías. Es comúnmente causada por la acumulación de placa y sarro supragingival. La gingivitis comienza cuando la placa bacteriana se acumula en la superficie de los dientes, especialmente a lo largo de la línea de las encías. El proceso es el mismo explicado anteriormente, si esta placa no se elimina se produce la mineralización de la misma lo que conlleva al sarro.
Este actúa como un irritante crónico además de liberar toxinas y otros elementos que inflaman los tejidos de las encías.
Como respuesta, nuestro sistema inmune envía una respuesta en forma de células inmunitarias al sitio de la infección para combatir a las bacterias, lo que hace que la encía acabe inflamándose debido a la acumulación de estas células y la liberación de mediadores inflamatorios.
Mal aliento
El sarro propicia un entorno favorable para la proliferación de bacterias anaerobias, es decir que no requieren oxígeno para vivir. Estas bacterias se encuentran generalmente en la boca y prosperan en el ambiente protegido que se crea gracias al sarro.
Las bacterias anaerobias metabolizan proteínas y aminoácidos presentes en los restos de los alimentos y en las células muertas de la boca. En este proceso, la boca produce componentes (compuestos) que tienen un olor muy desagradable y son los responsables del mal aliento.
Caries dental
Las caries dentales o caries es una de las enfermedades de la boca más común, casi tanto como sufrir un catarro, si no nos limpiamos bien los dientes y mantenemos una higiene sana.
Las caries, al principio, pueden verse como una mancha blanca que luego con el tiempo puede ir oscureciendo. Por eso, algunas personas no saben diferenciar la caries del sarro. Lo cierto es que el sarro puede ser uno de los antecedentes más comunes de las caries, debido a la acumulación bacteriana. Los ácidos producidos por las bacterias en la placa disuelven los minerales del esmalte dental en un proceso conocido como desmineralización.
Con el tiempo, la desmineralización lo que hace es debilitar el esmalte de los dientes, creando pequeñas cavidades o huecos, lo que se conoce como caries incipientes. Si no se trata, estas caries pueden afectar la dentina, que es la capa de tejido duro debajo del esmalte. Esto conduce a la formación de caries más profundas y extensas.
Para detectar las caries, hay unos síntomas comunes en los que nos podemos fijar: dolor dental, sensibilidad al calor o frío, la aparición de manchas (blancas o marrones) y la aparición de agujeros.
Recesión gingival
La recesión gingival se trata del fenómeno que se produce cuando las encías se retraen del diente y así quedan expuestas las raíces del mismo. Esto puede producir no solamente exposición de un área bastante sensible sino también puede producir inflamaciones crónicas e irritaciones prolongadas, ya que el sarro puede llevar a la destrucción del tejido gingival.
A medida que las encías se retraen, pueden formarse bolsas periodontales que se trata de espacios en las encías, donde puede acumularse más sarro y placa.
Dificultad en el mantenimiento de la higiene oral
Debido a que el sarro se adhiere a la superficie de los dientes, será mucho más complicado mantener una salud bucal óptima. Además, los restos de comida son fácilmente adheribles al sarro, lo que facilita la acumulación de placa bacteriana.
Por las características del sarro, es muy difícil para el cepillo llegar a donde el sarro está ocupado espacio, y pasa lo mismo con el hilo dental. La dificultad para limpiar adecuadamente las superficies dentales donde hay sarro lleva a una mayor acumulación de placa bacteriana. Esta placa puede mineralizarse y convertirse en más sarro, perpetuando un ciclo de acumulación continua.
Es importante que visites a tu dentista y las consultas en odontología sean periódicas, tanto para las limpiezas semestrales como para conseguir una buena higiene bucodental.